Fast and furious 8: más emocional

19.04.2017

Intentaré no desvelar ningún detalle vital de la última película de rápidos y furiosos a la hora de escribir estas líneas. Es posible que me cueste, ya que me gustó tanto la nueva entrega de esta saga, que desearía compartir todo aquello que vi y que me impactó especialmente. Fast and furious 8 se abre con una de mis canciones favoritas de este momento y que escucho a todas horas: Hey Ma, de Pitbull en colaboración con J Balvin. De entrada, este comienzo me sacó una amplia sonrisa; qué mejor manera de comenzar la octava entrega de una saga que esperaba con muchas ganas y que me encanta, que con un tema que también me apasiona.

Lo siguiente que pude observar es que Vin Diesel, protagonista y productor de la cinta, se hace mayor. Y que en cada entrega se le nota más el paso inexorable del tiempo. Es ley de vida. Si echamos la vista atrás y vemos la primera película de todas, nos sorprenderemos del cambio físico de Vin, que lucía entonces una atractiva juventud, al igual que le sucede al tristemente desaparecido Paul Walker o también a Michelle Rodríguez. Todos envejecemos, pero quizá sea más evidente al percibirlo en pantalla, más aún si han transcurrido dieciséis años entre ambas películas.

La primera aparición en escena de Charlize Theron es una de las cosas que más me ha marcado. Me fijé en su cara y no hacía más que preguntarme si realmente era ella. Es una pena, pero se trata de otra de las muchas actrices que han sucumbido a la cirugía estética, lo cual me ha impresionado especialmente porque Theron era guapísima por sí misma, sin la ayuda del bisturí, un atractivo que considero que ya ha perdido al retocarse. Si a eso añado que su personaje en la historia es de esos que desearías asesinar con tus propias manos, por el rechazo inmediato que provoca, el resultado es que no me agrada en absoluto su presencia en el filme.

A Diesel y Theron, se suma el reparto habitual de las últimas entregas: un potente reclamo de actores y actrices que hacen las delicias de quienes adoran el género de acción en general y los veloces coches tuneados en particular. De nuevo, la presencia de Kurt Russell, y la incorporación de Scott Eastwood, el hijo de Clint Eastwood, añade un plus a un elenco ya de por sí espectacular. Ver juntos a Jason Statham (Transporter), Dwayne Johnson (El rey escorpión) y Vin Diesel (Pitch Black) de nuevo es un verdadero regalo para quienes, como yo, admiran a estos tres actores. Los personajes están más que consolidados y el hecho de que las escenas de acción sean cada vez más inverosímiles hace aún más especial cada nueva cinta. La unión de estos intérpretes ya es un símbolo de éxito en taquilla.

En este caso, cabe destacar el profundo sentimentalismo que se desprende a lo largo de toda la historia. Me atrevería a decir que se trata de la película más emocional de todas, en la que el concepto de familia que defienden sus protagonistas es más real que nunca, a pesar de la traición anunciada por todas partes en la sinopsis y en el tráiler oficial de la película. Que Toretto decida ir en contra de los suyos responde a un motivo más que justificado que tendréis que ver para poder valorar adecuadamente. No obstante, existen ciertos flecos en su motivación que quizá, pudieran parecer algo forzados. A pesar de ello, la realidad es que tampoco podemos exigir demasiado: la trama está bastante bien resuelta teniendo en cuenta que estamos hablando de la octava entrega y de que aún quedan dos películas más previstas de estreno, que se sepa.

Los guiones son más ligeros y dinámicos. Se percibe un mayor sentido del humor de todos los personajes y por lo menos, el triple de coches destrozados que en los anteriores filmes. La unión de risas y acción convierte los ciento treinta y seis minutos que dura en un tiempo bien aprovechado. Para mí, desde luego, era una visita al cine obligada y planeada desde hacía mucho. Esta entrega es ya una de mis favoritas, quizá junto con la anterior por la emoción que suponía la despedida de Walker.

El éxito de esta película ha sido evidente en los primeros días en cines, al recaudar más de 100 millones de dólares en Estados Unidos y más de 500 millones en todo el mundo en su primer fin de semana. Se trata del segundo mejor estreno de la saga, después de Fast and furious 7, que logró casi 150 millones en la taquilla americana. Queda Fast and furious para rato y yo lo celebro. Las cifras hablan por sí solas. 

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