Crudo: mejor verla sin hambre

16.08.2017

No pierdas la oportunidad de ver esta película tan sorprendente de principio a fin. Crudo es de esas historias que te dejan sin habla durante un rato. Ya no tanto por el impacto que provoca lo que cuenta en sí, sino porque a lo largo de todo el filme te preguntas a quién diablos se le ha podido ocurrir algo así. Se trata de una directora francesa, Julia Ducournau, quien no tiene reparo alguno en crear un ambiente oscuro, asqueroso (por qué no decirlo) y envolvente con cuatro detallitos de nada.

Debo advertir a los más sensibles de que no la vean si les da asco la comida cruda. Bromas aparte, lo cierto es que no es una cinta apta para todos los públicos. Si estás cenando, por ejemplo, verla no es la mejor idea, salvo que seas como una servidora, a la que le da absolutamente lo mismo, porque seguiría comiendo sin inmutarme. Hay mucha sangre y a pesar de lo explícito de las imágenes, lo que genera inquietud no es precisamente lo visual, sino lo que todo eso significa. Es pura zozobra psicológica.

La protagonista, una joven de apenas dieciséis años, entra en la facultad de veterinaria, donde las fiestas, las bromas pesadas y los juegos de integración están a la orden del día. Desde el principio, te das cuenta de que no es muy normal tal ambiente universitario, en el que los estudiantes hacen lo que les place sin la supervisión de nadie (los profesores son casi invisibles; de hecho, aparecen en dos o tres escenas, como mucho). Allí, estudiar es lo de menos; estar en ese lugar es una mera excusa para vivir sin normas, al límite. Es poco realista, pero teniendo en cuenta lo que vendrá después, tampoco importa mucho.

Si analizamos la historia en profundidad, nos daremos cuenta de que es un acto de rebeldía en sí mismo. La idea constante que persigue a la chica es que debe formar parte del grupo para no sentirse un bicho raro o ser excluida. Sin embargo, sin proponérselo, pero por méritos propios, logra el efecto contrario. Aunque no está sola, lo que siempre es tranquilizador. O no, según se mire. Mal de muchos, consuelo de tontos.

Lo que no podemos negarle a esta película es su originalidad. Logra darle un giro tremendo a los filmes de este estilo. Hacía mucho tiempo que quería verla y no me ha defraudado. Esperaba cierto impacto y lo he tenido. Me gusta cuando me dan lo que espero ver, mientras que me decepciono muchísimo cuando se alejan de mis expectativas. No obstante, habría introducido más gore aún, para darle el toque definitivo y hacerla memorable. No se puede tener todo.

La recomiendo por muchas razones, pero la principal es que te mantiene con los ojos pegados a la pantalla, casi sin pestañear. A ratos, te sorprendes tanto, que no puedes parar de pensar, de darle vueltas a lo que estás viendo. El final es de infarto y compensa con creces el revoltijo de estómago. Si quieres flipar, sin duda es tu película. Si te gustó El ciempiés humano, te gustará ésta. Tienes que verla. 

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